jueves, 29 de marzo de 2012

La evolución (I). Definición



Este es un concepto clave en el ámbito del pensamiento por todas las implicaciones que tiene. No sólo en el filosófico, sino también en el científico ya que afecta a todas las dimensiones y aspectos de la vida del ser humano. Por ello creo que es un tema que debemos de tratar a lo largo de varias entradas en este blog. Creo que la mejor forma de analizarlo sea dar primero una definición de tal concepto (finalidad de esta entrada), posteriormente tratar las principales teorías evolutivas para poder así pasar del ámbito científico y biológico a otros con más implicación filosófica como pueden ser: El social, cultural, económico o político. Finalizando con una aproximación a la antropogénesis –Debo aclarar que como esta primera entrada pretende un análisis desde el ámbito científico no se hará referencia a cuestiones teológicas. Dichas cuestiones las dejaremos para otra entrada ya que es un tema más amplio, si cabe, que este que tratamos ahora.-

Evolución, en un primer momento, significa cambio ya que implica que el estado actual de un sistema es el resultado de un proceso continuo venido de un estadio anterior. Es una idea muy general ya que también era aceptada por los defensores de las teorías catastrofistas que admiten el cambio pero no la evolución (La teoría catastrofista es aquella que entiende que el origen de la vida viene motivado por momentos violentos, catástrofes, en la naturaleza. Así, los dinosaurios fueron catalogados como criaturas antediluvianas y las especies actuales como postdiluvianas. No habiendo sufrido estas ninguna transformación en sus organismos ya que obedecerían a un diseño fijado por Dios. Por ello estas teorías han sido calificadas como fijismo).

jueves, 22 de marzo de 2012

Gassendi y la cuadratura del círculo

P. Gassendi

Pierre Gassendi ha sido una de esas figuras peculiares que, a veces, no muy a menudo, nos regala la Historia. Fue un pensador que, en su persona y hacer diario, conjugó las tendencias y actitudes más opuestas y las supo conciliar; por un lado fue un gran científico, destacando en astronomía y en matemáticas, y, por otro, fue un fervoroso clérigo (tendencias que ya, en la moderna europea, estaban muy apartadas). Mantuvo una actitud escéptica y a la vez una inquebrantable fé. ¿Cómo pudo ser así? Antes de responder a esta cuestión debemos contextualizar la época de este personaje para poder entender mejor su pensamiento.   

Vive en el S.XVII, "la revolución científica" ya había triunfado -de la que ya hemos hablado en la entrada dedicada a Leibniz-. Una nueva visión del universo impera, la mecanicista, y una actitud nueva ante la vida emerge. Aquella en la que el hombre se comprende como criatura dominante en el mundo ya que, gracias a las matemáticas y a la física, es capaz de crear un método de conocimiento que le permite establecer leyes que le llevan a predecir cualquier acontecimiento físico que ocurra, tanto a nivel cósmico como terrenal.

lunes, 19 de marzo de 2012

La belleza en la Historia.

¿Qué es la belleza? ¿Podemos definirla? ¿Se ha tenido siempre la misma concepción?



Estas son preguntas muy generales sobre uno de los más generales temas de la Filosofía. Pero, por ello no debe de dejar de plantearse. Hoy en día asumimos sin más que algo es bello y entendemos que hay una objetividad en tal juicio; es decir, lo que para mi es bello tiene que serlo para los demás. Además, esta valoración la solemos aplicar, de un modo apresurado y subjetivo, a cuestiones relacionadas con la hermosura o el arte (al hablar sobre si tal persona me parece guapa o fea o si tal obra de arte me gusta o no) preestableciendo, de este modo, una relación entre estética y belleza sin, por un lado, analizar la naturaleza de tal relación. Ni, por el otro, pensar si la idea de belleza se puede, o se ha podido, aplicar a otros aspectos de la dimensión humana.
Estas y otras cuestiones son las que intentaré esclarecer en esta entrada al blog. Para ello partiré de un análisis histórico del concepto de belleza en el que presente la perspectiva desde la que se ha tratado tal cuestión en las distintas épocas. No pretendo dar una respuesta definitiva al asunto, tan sólo aclarar un poco más la problemática a quellas personas que se interesen por tal cuestión.
-Aclaradas tales cuestiones os invito a la lectura recordando las palabras que el genial Locke escribió en su prólogo a Estudio sobre el entendimineto humano: "Me daré por satisfecho si encontrais en esta lectura la mitad del agrado que yo sentí al escribirla".-

Partiendo de una idea de José Ferrater Mora podemos comenzar nuestro análisis con la obra platónica Hipias para poder enfrentarnos de lleno a la tarea que aquí presentamos. En esta obra, el sofista Hipias (el más grande junto a Protágoras) mantiene un punto de vista subjetivisto en torno a la cuestión de la belleza y la entiende como lo agradable, útil, placentero y lo hermoso. Sócrates, en realidad Platón, mantiene una postura objetivista diciendo que la belleza no la podemos experimentar tal cual es por los sentidos (ya que estos no son una fuente fiable de conocimiento) sino que pertenece al plano epistémico y es aquello que hace que en su esencia las cosas puedan ser calificadas como bellas. Es decir, la aprehensión de la belleza es más racional en el filósofo y más sensitiva en el sofista. Tatarkiewicz en su obra Historia de seis ideas enuncia la que denomina "La gran teoría" en la que se refiere a la idea que se ha mantenido a lo largo de la Historia de occidente en torno a la belleza. Estableciendo lo que esta ha sido en períodos como: Grecia y Roma, Edad Media, Renacimiento, SS.XVIII-XIX y S.XX. Concluye de su estudio que la belleza al principio ha sido tratada de un modo objetivo y paulatinamente esta ha dado un giro hacia la subjetividad. No obstante, en todos y cada uno de los períodos encontramos posturas que defienden tanto una como otra vertiente.

Grecia y Roma.
En este período se entiende por bello aquello que es proporcionado y ordenado. Es una cualidad objetiva y la podemos encontrar en la naturaleza. Es un concepto que va a englobar la realidad. Así, Homero establecerá la idea de kalón, como belleza eterna que abarca ideas morales y políticas. Originando una concepción que aún hoy se mantiene aunque de forma inconsciente; las cosas bellas tienen que ser buenas (por eso Medusa era tan fea y las diosas tan bellas). A esta idea se suman los pitagóricos con su concepto de la "euritmia", ritmo cósmico que explica el origen y funcionamiento del universo. Platón con su "mundo de las ideas" en la que la belleza se situaría en el plano de la pistis siendo un paso previo para conocer la idea suprema de Bien (Además de su Hipias, es interesante estudiar El banquete donde trata más profundamente el asunto al establecer una línea de ascenso a la belleza pasando por sus dintintos estadíos). Aristóteles habla de las artes y más concretamente de las bellas artes como aquellas cuya finalidad es imitar a la naturaleza por un proceso de mímesis. Así, mientras mejor la imite más bella será.
En contra de la objetividad nos encontramos con sofistas como Dialexis o Epicarmo, que entienden que al ser el hombre la medida de todas las cosas será él quien determine qué es lo bello y por tanto habrán tantas definiciones como personas existan. A esta línea de pensamiento también se adhiere Epicuro y los hedonistas para quienes lo bello es lo que produce placer.
En Roma, de forma resumida, decir que se seguirá principalmente la línea marcada por Platón con pensadores como Cicerón, Vitrubio (interesante es su obra Diez libros sobre arquitectura, para él el arte por exelencia ya que en esta se dan todas las características que debe poseeralgo para ser calificado como bello. Entre otras: durabilidad, agradabilidad, funcionalidad, adecuación, equilibrio y mesura) y Plotino, siendo este el padre de la escolástica quien, además, descubre la potencial dimensión docente de este concepto que estamos tratando.

Edad Media.
Sigiuendo la senda marcada por Plotino nos encontramos con Gregorio Magno que insiste en la función docente de la belleza ya que con esta se educaba al pueblo y se le instruía en la fé. Además, en esta época se introduce la idea de iluminación como característica de las cosasque poseen belleza. San Agustín de Hipona establece la idea de splendor dei, en la que el mundo al ser creado por Dios es reflejo de su gracia y, por tanto, representar las cosas naturales es bello haciéndolo de un modo fiel. Una obra a destacar de este filósofo es De pulchro et apto. Casi diez siglos después, en el S.XIII, nos encontramos a Santo Tomás que establece que todas las cosas son bellas al ser creadas por Dios (el cual posee en grado máximo entre otras las cualidades universales de belleza y pulcritud, además de bondad y unidad, entre otras). Dirá que una cualidad de la belleza es la proporción entre las partes que conforman al objeto. Proporción que podemos encontrar en la naturaleza. Además,establece una gradación en los sentidos donde son más bellas aquellas artes que plasman la belleza de una forma visual y auditiva y de menos valor aquella que es pástica.

El Renacimiento.
Supone un intento de recuperación del espíritu grecolatino (que no, como se suele creer, una imitación sin más de su cultura y valores puesto que estos ya estaban muertos y obsoletos para las sociedades del S.XV) y por ello se sigue creyendo que bello es aquello proporcionado y armonioso en conjunto. Como lo entienden Petrarca y Durero. No obstante, ya empiezan a surgir críticas a estas ideas. Críticas que van ganando adeptos como es el caso de Perrault (no el autor de cuentos infantiles) que polemizó con Blondell acerca de la supuesta objetividad de los cánones de belleza establecidos. Afirmó que bajo esa supuesta objetividad descansa lo subjetivo. Para ello argumenta que lo que es bello cambia según la cultura y época que tratemos. Blondel defendía la universalidad de los cánones establecidos. Con esta polémica comienzan a haber fisuras en el edificio racional construido.

SS.XVIII-XIX.
El empirismo inglés con Hutchenson va a entender que lo racional, como fundamento último de la realidad como entendía Leibniz, carece de sentido porque si todo es racional se deduce, en último término, que no puede haber nada que sea libre ni original ni genuino. Entienden que si la razón no es la fuente de conocimiento de la realidad tampocopuede serlo de lo bello. Quien radicalice esta idea será Hume al decir que aquello que entendemos por bello es eso que por repetición y costumbre nos han dicho que lo es y, sólo por esa razón, somos capaces de hayarlo y reconocerlo (algo similar dirá sobre la ciencia).
Podemos establecer que el S.XVIII es el de los conceptos. Estos aún hoy persisten y los empleamos asiduamente en nuestro lenguaje común. Se comienza a hablar de lo sublime (este concepto nació en el S.XVI como sub lymen, etimológicamente significa "aquello que descansa bajo el abismo". Pero, no será hasta el S.XVIII cuando se trate con rigor y se le de valor). Lo sublime será aquel impulso casi  místico, y por tanto que escapa a la razón, que nos afecta espiritualmente al experimentar lo bello. Kant, en su Crítica del juicio, hace un análisis parecido del concepto del gusto. De este dirá que es un sentimiento que nace de la combinación de imaginación y entendimiento al realizar un ejercicio de contemplación desinteresada, alejándola así de cualquier tipo de finalidad o utilidad. Tanto sublime como gusto tienen un elemento en común y es que ambos son sentimientos y como tales son subjetivos. A estos se les une otro que es fundamental para el tema que estamos tratando y es el de estética, creado por Baumgarten, y que paulatinamente irá sustituyendo al de belleza para referirnos a la experiencia de contemplación artística. El arte ya no se va a definir racionalmente, ya no va a ser ni proporción ni mesura ni adecuación. Así lo expresa el movimiento artístico de esta época, el romanticismo con representantes en todas las disciplinas. Por ejemplo nos encontramos; en pintura co Turner y Friedrich, en música a Wagner, en literatura a Swift y Shelley y en poesía con Hölderling.
No obstante, en esta época también encontramos a aquellos que aún conciben a la belleza del modo racional. Como es el caso de Hegel para quien esta no es más que la representación plástica de la conciencia antes de convertirse en espíritu universal -quizás algún día debamos hablar profundamente de este pensador-. De modo que esta no escapa a su conocido esquema dialéctico siendo los momentos de esta: Hipótesis - Oriente, Antítesis - Grecia y Roma y Síntesis - Epoca cristiana, más concretamente la prusiana. La representación plástica tampoco escapa a su dialéctica siendo esta: Hipótesis - pintura, Antítesis - música, Síntesis - poesía. Marx también concebirá lo bello de una forma objetiva y lo analizará desde una perspectiva histórico-material en la que la belleza es un arma ideológica en manos de la clase dominante cuyo objetivo es perpetuar el status quo de privilegio en detrimento de la vida y necesidades del proletariado. Los artistas estarán al servicio del poder. Dicha situación cambiará con la revolución proletaria y el ascenso del socialismo.

S.XX-XXI.
En esta época se ha producido una ruptura total en la relación belleza-objetividad. Esta ya se trata como un sentimiento y nos referimos a esta sólo al hablar del arte y la experiencia estética (recordemos que este concepto nació de un modo globalizador incluyendo a la moral, la política y a la esencia de la naturaleza misma). El arte ya no se relaciona con lo bello, no quiere ser bello y escapa a los cánones clásicos establecidos. Prueba de esta idea son primero los "ismos" que se dieron en la primetas del siglo (surrealismo, dadaismo, futurismo y cubismo con Picasso). En la segunda mitad de este el arte pop con Warhol y Lietchenstein que quería representar lacotidianeidad de la vida y, por último, el arte abstracto. Ya no queremos imitar la naturaleza, ni siquiera representarla. Ahora sólo nos interesa la impresión de esta, expresar sus sensaciones. Es decir, la subjetividad en grado máximo. Ejemplos los encontramos en Chillida o Tapies. De hecho, como hace actualmente Antonio López ya no interesa ni siquiera la obra acabada, hemos asistido a su deconstrucción misma y ahora nos interesa más el proceso de creación que la obra en sí (la película El Sol del membrillo de V. Erice es la más clara ilustración de esta idea). El arte, lo estético y lo bello escapan de esta forma a toda definición cosificadora y globalizadora como pretendió en su día el mismo Platón.

Con este breve recorrido he pretendido hacer ver que la cuestión sobre la belleza no es algo tan vacuo como muchos pueden llegar a pensar. Sino que es un tema de amplio estudio en el que encontramos que muchas de las mentes más brillantes de la humanidad han expresado su opinión y reflexionado sobre el asunto. Como diría Foucault, hemos hecho un ejercicio de arqueología del saber en el que hemos investigado, a modo general, las dos grandes posturas que han estudiado el asunto de la belleza: La objetivista y la subjetivista. No obstante, en este análisis no hemos tratado aquellas que tratan la cuestión desde la moral ni desde el análisis del lenguaje. Tampoco hemos hablado de otros pensadores como: Alcunio, Nietzsche, Poe o Dostoievski. No obstante creo que el valor de este artículo no recae tanto en la precisión y profundidad de su análisis si no en haber establecido a rasgos generales una de las mayores discusiones que se ha planteado la filosofía y que ha dado origen a una de sus ramas más prolíficas como es la estética. Así como presentar aquellos conceptos fundamentales de dicha rama.


Este video realizado por los alumnos de filosofía del Instituto Manuel Dorrego (Argentina) nos muestra de una forma sencilla y clara cómo ha ido cambiando el concepto de belleza en la Historia por lo que nos sirve de gran ayuda para lo expuesto en esta entrada.


Blogger dixit   


viernes, 16 de marzo de 2012

Leibniz y la teoría de la relatividad.

Leibniz ha sido una de las mentes más preclaras que ha dado la Historia mundial, para muchos por encima de Aristóteles ó Einstein. Pero pese a ello ha sido relegado a un segundo plano en "El salón de la fama humano". Entre sus logros destacan el magnífico edificio filosófico que construyó, el primer sistema de lenguaje lógico, idear la primera calculadora (abandonando la idea al ser consciente de que aún no se había desarrollado la tecnología necesaria para poder llevarla a cabo), el cálculo binario, el cálculo diferencial, el infinitesimal y supo ver tres siglos antes que Einstein la relatividad del universo, aunque lo interpretó de un modo metafísico y no físico-matemático. No olvidemos que Leibniz, pese a todo, es un hijo de su época, Ss.XVII-XVIII.

En el S.XVI el mundo había entrado en el Renacimiento y con él llegó un nuevo paradigma. Este supuso un cambio en la visión del universo y del mismo ser humano y recibió el nombre de "la revolución científica". En esta intervinieron personajes tan famosos, e insignes, como: Copérnico, Galileo y Newton. Con ellos, como veremos, el universo pasa de ser heterogéneo (Aristóteles que dividía al cosmos en dos planos: sublunar y supralunar obedeciendo cada uno a sus propias reglas sin interactuar entre ellos) a uno homogéneo (todo el cosmos obedecía a las mismas leyes y se comportaba del mismo modo siendo todo uno). El primero aportó una visión heliocéntrica del universo que era más sencilla que la que imperaba en ese momento, el segundo la completó y amplió y el último de estos fue el que con la teoría de la gravedad supo dar una interpretación omnicomprensiva al universo al establecer una única ley que explicaba el curso de los cuerpos celestes y terrestres. Esta visión de corte mecanicista entendía que el universo, el mundo y el ser humano funcionaban como una máquina y, como tal, se comportaban de un modo determinado. Es decir, siguiendo unas leyes fijas e inmutables que rigen su comportamiento y están inscritos en su esencia (consecuencia colateral de esta apreciación es la supresión del libre albedrío, como determinó Hume). De modo que si conocemos dichas reglas podremos predecir y saber lo que ha ocurrido en el pasado u ocurrirá en cualquier momento del futuro. Las implicaciones de esta idea tan simple son enormes puesto que en último término llegamos a dominar el mundo. Con la ley de la gravedad y el concepto de fuerza Newton determinó que el universo no podía ser como suponía el paradigma anterior, basado en el esquema aristotélico-ptolemaico: Geocéntrico, cerrado, finito, completo y esférico. Tras siglos de discusiones y críticas a esta visión del universo (debemos de recordar en este punto los avances que supuso el Merton College de Oxford, entre otros) Newton llegó a la conclusión de que el universo, que ya era heliocéntrico, era abierto e infinito y en este, el espacio y el tiempo eran constantes y continuos; es decir, el tiempo se entenderá como una sucesión infinita de instantes iguales y el espacio como una de parcelas extensas y homogéneas de modo que no habría ni principio ni final ¡Era infinito! (aún hoy lo sigue siendo).

Este video nos muestra claramente las diferencias entre el modelo geocéntrico ptolemaico y el heliocéntrico copernicano.


Leibniz fue un pensador que se caracterizó a lo largo de su vida por tres cualidades: Destacar intelectualmente entre sus iguales, la tacañería y el buscar siempre la armonía y el acuerdo. Así lo intentó a lo largo de su vida con las distintas monarquías europeas y religiones pero sin éxito. Por esta idea de armonía intentó unir lo mejor del pensamiento escolástico medieval con lo mejor del moderno racionalista. Intentó hayar esa línea de equilibrio que mantuviese las grandes verdades de estos períodos y que de ese modo aún siguiesen vigentes. Así, por un lado, mantuvo que accedemos a la realidad por medio de la razón (propio del racionalismo) y que esta ha sido creada por Dios cuya existencia queda demostrada por el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury (propio de la escolástica). Al tener un origen divino la base sobre la que se sostiene el mundo es metafísica.

¿Cuál es esta base para nuestro filósofo alemán?
Leibniz entendía, al igual que hoy, que lo que compone la materia en último término no es material y escapa a los sentidos (no nos asustemos, sabemos que la materia está formada por átomos que no podemos ver y estos son energía) y por tanto que no conocemos la realidad tal cual es (no volvamos a asustarnos, pensémoslo un momento. Lo que creemos que es el mundo no es así, lo que conocemos es lo que nuestra mente nos enseña a partir de la información captada por los sentidos ¿Acaso podemos ver los rayos ultravioletas, las ondas de radio o la señal de internet? No, pero sabemos que existen y que nos rodean). A esa misma conclusión llegó este filósofo alemán, pese a no existir aún ni la radio ni la WI-FI de nuestra casa, pero estudiando la cuestión desde la metafísica. Así, vió que el mundo y su percepción es relativa y depende de lo que nuestros sentidos digan a la razón por lo que el conocimiento se inicia en la razón (racionalismo). Por ejemplo, según el punto de vista desde el que nos situemos veremos que el objeto A está más cerca que el B, pero si cambiamos la posición veremos a B más cercano. Si todo es relativo y los sentidos "nos engañan" concluimos que no podemos tener un conocimiento cierto del mundo, al menos no un conocimiento perfecto (ahora sí podemos asustarnos. No, es broma). Leibniz afirma que sólo puede tener un conocimiento global un ser que sea perfecto y este es Dios (escolástica). Este ha creado el mundo y es el único que puede entenderlo y ver cómo es en la realidad, sin perspectiva. Lo entiende porque es su creador.

¿Qué ha creado Dios y por qué?
La respuesta de Leibniz a la primera pregunta es: "Un conjunto de seres materiales complejos ("complejo" no significa complicado sino que está formado por varias partes) y para conocer a estos hay que ir descomponiéndolos en sus partes más simples, actuar del mismo modo con estas y así sucesivamente hasta llegar a las indivisibles las cuales no podrán ser materiales porque como ya sabemos todo lo material se puede descomponer. De ahí que lo que conforme la naturaleza escape a lo material físico y pertenezca al plano metafísico. Estas partes simples, o entelequias, reciben el nombre de "mónadas" y sus características son: Ser únicas y distintas (no hay dos iguales, ya veremos por qué), indivisibles, creadas por fulguración (es decir, de la nada), no se comunican entre sí, están ordenadas jerárquicamente, no están abiertas al mundo y contienen todo el plan divino para el universo. Es, precisamente, por este plan divino armonioso por el que se conectan sin tocarse formando los cuerpos físicos que conocemos ya que obedecen al principio de causalidad que Dios ha establecido desde antes de que existiese el universo. De ahí que las mónadas en sí puedan contener la imagen de todo el universo en sí ya que son eternas, indestructibles y necesarias para el universo como un eslabón lo es para una cadena. La armonía divina hace que los planetas giren, que la Luna salga tras el día, que el agua se evapore al alcanzar los 100ºC y que los seres humanos tengamos una nariz. Con esto respondemos a la segunda de las preguntas anteriormente planteadas. Es decir, Dios crea el universo porque entiende que es necesario hacerlo y lo hace del modo en que lo conocemos porque era la forma en que tenía que crearlo.

Pero si nuestra visión del universo y el mundo es relativa debido a nuestra insuficiencia para alcanzar a conocerlos y entender los planes divinos ¿Cómo sabemos que es así? Leibniz nos lo explica con una argumentación lógica que parte del  principio de razón suficiente. Este establece que todo lo que hay es y existe por una razón determinada, no hay nada en la naturaleza que sea superficial. Al ser Dios el creador de todos los seres les ha conferido a estos en su ser su propia finalidad. Además, continua afirmando que como Dios es la bondad y la generosidad en grado máximo todo lo que ha creado ha sido lo mejor posible en su especie ya que un ser bueno y todopoderoso no puede crear algo que sea perfectible, es decir, que sea mejorable. No puede hacerlo porque escapa a su propia naturaleza. A estos principios se le une uno más que es el de la identidad de los indiscernibles, es decir, que Dios no puede crear dos seres iguales, de ahí que las mónadas sean distintas. No lo hace simplemente porque no tendría sentido ya que lo mejor, por definición, no puede ser más que uno (pensemos un momento: ¿Si hubieran dos, tres, cuatro seres exactamente iguales cuál sería el mejor, en base a qué criterio podríamos elegirlo sobre el resto? No podríamos porque no sería lógico y precisamente si algo tiene este mundo es lógica y sentido). De modo que ha creado el mejor de todos los mundos que podía haber creado y así mismo ha hecho con los seres humanos, el jamón serrano, la paella y, en general, con todo lo que nos rodea -esta idea es muy polémica cuando analizamos la existencia del mal en el mundo, cuestión que abordaremos en un futuro-. De modo que si estos principios rigen en la realidad, el universo no puede ser continuo con un espacio y un tiempo constantes porque, para Leibniz, es ilógico y rompe con la idea de armonía. El espacio no puede ser un continuo de parcelas homogéneas ni el tiempo una sucesión de iguales instantes ya que como hemos visto nada puede haber igual ni existir por duplicado, Dios en su bondad y poder no lo habría consentido. El universo por "lógica" no puede seguir esas leyes que proponía el físico inglés, no podía medirse porlas leyes que proponía la física porque estas partían de una imagen errónea del universo ya que surgían de la mente de un ser imperfecto que por defecto lo ve desde un punto de vista relativo y no absoluto y armonioso como lo entiende Dios.   

Así estableció Leibniz, quizás por casualidad o partiendo del error, que el universo era relativo. Idea que se llegaría a demostrar varios siglos después cuando Einstein, con su teoría de la relatividad, desmontó la imagen clásica del universo postulada, precisamente, por Newton. Quizás si el genial filósofo alemán hubiese estudiado la cuestión, como ya dijimos al principio de esta entrada, desde la física y no de la metafísica la historia de la ciencia hubiese cambiado radicalmente. De todos modos, y como podría pensar Leibniz, sino ha ocurrido así es porque Dios no lo quería y ya sabemos que su plan es el mejor de los posibles...
 
Con este artículo no he pretendido un riguroso examen del pensamiento de Leibniz y sus teorías porque escaparía a los fundamentos por los que ha nacido este blog. Mi objetivo ha sido presentar este autor a aquellos que no lo conocían y plantear una cuestión que suele pasarse por alto como es la disputa que mantuvo el alemán con, su contemporáneo y rival, Isaac Newton (disputaron durante años la autoría del descubrimiento del cálculo infinitesimal, información que podéis ampliar en el vídeo que os muestro abajo) sobre la idea de un universo mecánico o armónico. Siendo esta la primera gran crítica a la que se enfrentó aquel paradigma omnicomprensivo que nos iluminó durante siglos tras la oscuridad medieval y que entró en definitiva crisis en el s.XX.

Mini-documental sobre la polámica Newton-Leibniz

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lunes, 12 de marzo de 2012

Creatio ex nihilo

A ojos de la Edad Media este es sín duda uno de los conceptos claves que han definido el pensamiento filosófico occidental. Ya San Agustín el s.IV d.C. trató esta cuestión y la de la temporalidad, cuando se acercó al maniqueismo y sobretodo cuando se alejó de este. Pero es en Santo Tomás cuando el concepto toma especial relevancia. Cuando este filósofo, de bonachón porte y sosegado espíritu, establece el concepto ansélmico de "contingencia" (la posibilidad de que suceda algo o no, es decir, no obligatorio) como uno de los pilares fundamentales, no solo de su ontología (supone la cuarta de sus vías), sino de todo su sistema de pensamiento y, por ende, el de todo occidente. Realmente creo que muchos de los que amamos la Filosofía hemos tratado muy poco esta cuestión, su importancia y repercuciones y creo que otros tantos ni siquiera se lo han llegado a cuestionar haciendo de los conceptos de "existencia" y "pensamiento" un binomio natural. Cuando este es un de los más artificiales que hay, aunque Descartes, y toda la tradición idealista, no lo entienda así.

Para el pensamiento griego la existencia era una necesidad (obligatoriedad, es decir, no contingente), el punto de partida a partir del que comenzamos a movernos por el mundo, a entenderlo y a pensarlo. Si le preguntamos a un griego (intentemos que no sea un esclavo) "¿Qué había antes de la existencia?" Nos responderá: "No me importa" o quizás nos hable del alma, del mundo de las ideas o del río Lete. Pero aún así, sín cuerpo había existencia. Al fin y al cabo este no estan importante ya que sólo es la cárcel del alma. Un griego no se cuestiona sobre la posibilidad o no de existir, que no de morir, eso es distinto. O si lo hace es desde el plano de la lógica con el principio "inquebrantable" de identidad. Y no lo hace simplemente porque escapa a su esquema de pensamiento, tal idea no la contemplaba, no por incoherente sino simplemente por escapar a sus esquemas de pensamiento, no estaba en su educación y por tanto, tampoco en su sociedad la idea de una no existencia, de la posibilidad efectiva del no-ser.

La idea de un Dios creador que nos otorga la vida como creaciones suyas que somos, y que muchos asumen como principio fundamental, no se ha tenido siempre. No será hasta el s.III d.C. con la llegada Plotino y el establecimiento de la escolástica cuando la filosofía comience a asumir tal principio. A mi entender no será hasta Santo Tomás cuando realmente se trate la cuestión de la contingencia de nuestra existencia cuando entendamos que somos criaturas que existimos porque hemos sido pensados por un ser superior que ha visto como buena nuestra existencia pero que sin su permiso jamás hubiéramos sido. Precisamente eso supone "creatio ex nihilo", que hemos sido creados a partir de la nada y que existimos no de una forma necesaria y obligatoria sino simplemente porque alguien lo ha querido así. Nuestro principio y fín depende de este. La repercusión de tal cuestión la entenderemos mejor si volvemos a formular la pregunta "¿Qué había antes de la existencia?" pero ahora a una persona de la Edad Media (intentemos que no sea a un siervo). Nos responderá: "Dios". Dios es el principio y fin de todo lo que existe, ha existido y puede llegar a existir. A partir de aquí se desarrollará una nueva ontología, epistemología, cosmología, ética y metafísica que configurarán los esquemas de la Filosofía occidental para siempre.

Por lo tanto aquí enfrentamos dos visiones sobre el origen del universo -al menos no hay discusión sobre la existencia efectiva de este, eso lo dejaremos para cuando abordemos el tema del solipsismo-; Bien ha existido siempre como planteaban los griegos como Parménides y su principio "nada surege de la nada" (Ex nihilo nihil fit) ó bien, como lo entiende el cristianimo, que este ha surgido de la nada (creatio ex nihilo) por el poder de Dios, por lo que también podemos hablar de "creatio ex deo". -Aunque la idea de "ex nihilo" y "ex deo" son distintas, en el tema aquí tratado sí son semejantes y por tanto entendemos que es válido lo aquí afirmado-.

Como vemos se ha establecido un novedoso punto de partida a partir del cual ordenaremos la realidad y guiaremos nuestra existencia durante siglos. Todo a partir de la idea de la contingencia. Aunque no será hasta siglos después, con Schopenhauer y su idea del "existenz-forhold" cuando comencemos a vislumbrar realmente toda la riqueza que esta idea contiene una vez que la analizamos desde una perspectiva más amplia y vitalista alejada de connotaciones metafísicas como las mencionadas en este artículo. Sobretodo será con los herederos de este (Nietzsche, Sartre y Heidegger) cuando esta cuestión tome especial relevancia. Aunque como dijo el sabio: "Esa es otra historia...".

Con esta primera entrada no he pretendido analizar el concepto de "contingencia" puesto que eso sería una empresa demasíado ambiciosa para este blog. Lo único que he querido ha sido el resaltar la importancia de esta idea, que tan a menudo se pasa por alto, que supuso realmente el paso de la Filosofía griega a la medieval y cómo la actual es heredera de esta. Sólo sabremos qué camino estamos andando si miramos atrás. A donde vayamos sólo lo dirá el viento...

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