Nave Klingon, Star Trek (liquidsouldesign.deviantart.com) |
6.-Formas de perder la libertad.
La distopía
nos ha mostrado infinitas formas de perder la libertad. Las cuales pueden ser
recogidas en tres grupos que, a mi entender, están muy ligados entre sí y que abarcan
la mayoría de los relatos:
1-Por el
dominio de alguna raza invasora venida del espacio. Y es que no todos los
extraterrestres son como Superman o E.T . Uno de los primeros en tratar
este asunto fue H. G. Wells a finales del S.XIX con su obra La guerra de los
mundos (adaptada a la radio
causando gran conmoción en la audiencia y posteriormente convertida en película
en dos ocasiones). Otras han sido en novela: Los hombres de Venus de G. H. White (pseudónimo del
valenciano Pascual Enguídanos), Amos de títeres de R. A. Heinlein y La nube negra de F. Hoyle. En cine: El
pueblo de los malditos de J.Wyndham, Independence day de R. Emmerich,
Mars attaks de T. Burton o Invasión a la tierra de J. Liebesman. Lo que subyace a estas invasiones es una
especie de castigo por nuestra arrogancia y vanidad al creer que somos la única
raza inteligente del universo y por ello nos creemos legitimados para hacer con
éste, concretamente con nuestro planeta, lo que nos venga en gana. La única
solución posible a la invasión es una llamada a la conciencia a dos niveles:
sociopolítico y ecológico. En el primero de ellos debemos de comprender que
luchando por separado contra los invasores nunca venceremos. Sólo lo lograremos
uniéndonos con nuestros vecinos, superando las barreras ideológicas y
prejuicios que nos alejan de ellos, uniéndonos en la búsqueda de un bien común:
la supervivencia de la especie.
A nivel ecológico estas obras resultan ser una llamada de atención ante la dominación que ejerce el ser humano sobre la naturaleza. La explotación masiva a la que la sometemos en la búsqueda de recursos y cómo destruimos especies y hábitats enteros para ello. Siendo un ejemplo claro las películas Avatar y Ultimatum a laTierra. Extrapolando la cuestión y trasladándolo al ámbito de la invasión extraterrestre vemos que en la mayoría de los casos se interesan en nuestro planeta por los recursos que poseemos sin importarle si para lograrlos nos aniquilan. Estos alienígenas representan una metáfora de nosotros mismos y el campo de batalla una pérdida de valores causada por el ansia voraz de enriquecimiento. Las obras de este tipo nos muestran que sólo si despertamos un espíritu responsable, fraternal, solidario y ecológico lograremos vencer a los extraterrestres. En definitiva, a nosotros mismos y nuestro egoísmo. Siguiendo un recorrido lógico esta causa nos puede llevar a la siguiente.
A nivel ecológico estas obras resultan ser una llamada de atención ante la dominación que ejerce el ser humano sobre la naturaleza. La explotación masiva a la que la sometemos en la búsqueda de recursos y cómo destruimos especies y hábitats enteros para ello. Siendo un ejemplo claro las películas Avatar y Ultimatum a laTierra. Extrapolando la cuestión y trasladándolo al ámbito de la invasión extraterrestre vemos que en la mayoría de los casos se interesan en nuestro planeta por los recursos que poseemos sin importarle si para lograrlos nos aniquilan. Estos alienígenas representan una metáfora de nosotros mismos y el campo de batalla una pérdida de valores causada por el ansia voraz de enriquecimiento. Las obras de este tipo nos muestran que sólo si despertamos un espíritu responsable, fraternal, solidario y ecológico lograremos vencer a los extraterrestres. En definitiva, a nosotros mismos y nuestro egoísmo. Siguiendo un recorrido lógico esta causa nos puede llevar a la siguiente.
Cartel promocional de "Ultimatum a la Tierra" (R. Wise. 20th Century Fox, 1951)
2- Por el dominio del hombre sobre sí mismo. El ser humano es un ser
violento. Somos la única especie que matamos por placer, más allá de la
supervivencia. Los únicos que buscamos (y
encontramos) las mejores técnicas para producir dolor. No hay que olvidar las
palabras dichas por Plauto hace más de dos mil años: “El hombre es un lobo para
el hombre” [1].
Idea que llega a desmontar la teoría del intelectualismo
moral[2]
socrática, y su concepto de hombre, ya que ponemos la razón al servicio del
mal. Así lo han hecho aquellos que, en principio, son los que más alto grado de
razón ejercen, los hombres y mujeres
de ciencia. Nos referimos exclusivamente a aquellos que realizan su labor más
allá de lo establecido por la sociedad como moralmente aceptable entrando en el
terreno de lo prohibido. Es el caso de doctores como: Frankenstein, Jekyl o
Moreau (ya mencionados) y los tabúes que tocan. En muchas ocasiones, movidos
bien por la venganza o el dinero, bien por fines políticos, ambición o puro
placer ponen todo su empeño y saber en acabar con la especie humana o, al
menos, con una parte de esta (normalmente los Estados Unidos de América y los
valores que representan). Es el caso de los doctores Lovejoy (Teléfono rojo…
¿Volamos hacia Moscú?) y Mabuse (Los crímenes del Dr. Mabuse) o en los cómics,
y su posterior adaptación cinematográfica: Lex Luthor en Superman, El Dr. Otto
Octavius o Dr. Octopus en Spiderman y el
Dr. Doom en Los cuatro fantásticos. Pero la locura no sólo afecta a la
humanidad en general, también la afligen a casos particulares, donde quizás pueden
mostrar una mayor inhumanidad, ya que puede
ser más cruel atacar a una persona que a mil cuando sabes su nombre y conoces
su vida, y los ejecutores ya dejan de ser científicos para ser el gobierno o
instituciones de éste. Ejemplos novelados que ilustran esta idea pueden ser: La naranja mecánica de A. Burgess en la que
mediante el uso de drogas y técnicas psicológicas conductistas a presos se
produce un lavado de cerebro[3]
(en la obra se denomina “tratamiento Ludovico”), ya que se altera la conducta
del individuo eliminando su libre albedrío; o en 1.984, donde aunque se ejerza un poder represivo masivo por parte
de “El gran hermano”, asistimos al caso particular de Winston Smith y su pérdida
de la individualidad a través de un proceso de “reeducación” basado en la
tortura. Otros ejemplos son Un mundo
feliz o algunos de los relatos de la trilogía La Fundación, también
conocida como “El ciclo de
Trántor” de I. Asimov. En este último caso, donde el gobierno se
convierte en el enemigo del pueblo, el esquema que se suele seguir, mencionado
anteriormente, es el siguiente: una minoría ejerce un poder opresor sobre la
mayoría gracias al control de la ciencia y la tecnología. Se pone de relieve
cómo un avance interesado de la técnica basado en la premisa “el poder por el poder”
y la falta de moral en éste, trae consecuencias fatales para la humanidad
(injusticia y sinrazón, aislamiento e incomunicación, sufrimiento y represión…).
Lo que subyace a todas estas obras es el recelo ante la idea de que un desarrollo
tecnológico sin control será movido únicamente por el ansia de poder y el lucro.
Debemos procurar lograr todo lo contrario, una “ciencia con conciencia”. Si no
se alcanza podemos llegar al tercer caso.
Isaac Asimov
3-Dominados
por las máquinas que se han desarrollado al máximo a raíz de su
perfeccionamiento, y que se rebelan contra sus creadores. En este apartado no
nos referimos a las naves espaciales ni tampoco a inventos increíbles que con
un fogonazo nos borran la memoria selectivamente o nos hacen viajar hasta el
año 1.885. Nos referimos a las máquinas dotadas de inteligencia artificial, los
robots. Aunque existen ejemplos de todo lo contrario: los que ayudan y
acompañan a los humanos y que aspiran a ser como ellos (“Robby” en El planeta prohibido, “Andrew” o
“NDR-114” en El hombre bicentenario,
“Número 5” en Cortocircuito y “R2D2”
y “C3PO” en La guerra de las galaxias).
No obstante, lo más común es que no se conformen con su situación de esclavitud
y desobedezcan nuestros mandatos sublevándose
como ocurre, por ejemplo, en la ya mencionada Frankenstein, en La rebelión de las máquinas de S. King o en películas como Mátrix, Tron y Yo, robot (inspirada en uno de los relatos de I. Asimov). Adquieren conciencia y una personalidad
compleja que les hace ser unos personajes más de estas historias, como son: “Multivac” en numerosos relatos de
I. Asimov (creador, precisamente, de las “Leyes de la robótica”[4]),
los replicantes “Nexus” en Blade Runner,
“Proteus” en El engendro mecánico y “HAL
9000”, la computadora de la nave de 2001, Odisea en el espacio. Los más
pesimistas ven en los robots inteligentes el próximo estadio evolutivo de la
humanidad y que estos acabarán suprimiendo o convirtiendo en mascotas a los
humanos. Como ocurre, por ejemplo, en La fuga
de Logan o en Lemmy contra Alphaville.
Para sostener tales tesis de un futuro transhumanista se basan en las ideas de
científicos como el ingeniero en robótica H. Moravec, profesor del Carnegie
Mellon University (Pennsylvania, EE.UU.) que sostiene
que para el año 2.040 habremos desarrollado un ordenador con la capacidad de
crear otros ordenadores más avanzados que él. Los cuales, estarán
intercomunicados creando así una especie de súper ordenador único. Este, al no
tener problemas para sobrevivir por el espacio, se expandirá por todo el
universo creando, de esta forma, una nueva forma de vida y un orden universal
en el que dominen las máquinas[5].
En la misma línea, el experto en el desarrollo de inteligencia artificial
Marvin Minsky, profesor del M.I.T. (Instituto tecnológico de Massachussets) afirma
que el ser humano no será por más tiempo la última creación puesto que los ordenadores con inteligencia artificial nos
reemplazarán .Ya que en comparación los robots han evolucionado diez millones
de veces más rápido que nosotros. Sólo hay que pensar que si el maquinismo del
S.XIX sustituyó nuestro trabajo físico, la informática del S.XX nuestro trabajo
mental ¿Qué sustituirá la robótica en el S.XXI sino al propio ser humano?
HAL-9000
-Como vemos, en los tres
grupos subyace una llamada de advertencia de los peligros que engendra el
avance de la ciencia guiado por el esquema maquiavélico “el fin justifica los
medios” ya que estos “medios”, a la larga, se convierten en “miedos”. Es el
momento de recordar las palabras del físico austríaco F. Capra: “Para superar
nuestra polifacética crisis, no necesitamos más energía, sino una profunda
modificación de nuestros valores, actitudes y modos de vida”[6]-
Blogger dixit
[2] Teoría moral que entiende que el mal es causado por
los ignorantes ya que quien es capaz de distinguir entre el bien y el mal jamás
optará por el segundo.
[3] Término
acuñado por el periodista Edward Hunter en el artículo que escribió para
el “Vanguard Press” de Nueva York en 1951 titulado “Brainwashing in Red
China”. Los lavados de cerebro fueron
muy empleados por el bando comunista durante la Guerra de Corea (1950-1953)
para modificar las opiniones políticas y sociales de los prisioneros acerca de
la moral de Occidente. Se persigue con estos, mediante el uso de distintas
técnicas psicológicas de tortura anular la voluntad del sujeto. Así ocurrió en
la China maoísta o en la Rusia estalinista.
[4] Estas nacen con el propósito de proteger a la
humanidad ante una posible rebelión de las máquinas:
- Un robot no puede hacer daño
a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los
seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera
Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la
medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda
Ley.
[5]Moravec afirma que el proceso evolutivo de los
ordenadores y robots con inteligencia artificial será el siguiente: En el 2.010
tendríamos la tecnología suficiente para
crear robots con el cerebro de pequeños lagartos, en el 2.020 robots con el
cerebro de ratones, en el 2.030 su cerebro se asimilará al de simios
inteligentes y finalmente en el 2.040 tendrán desarrolladas las mismas
facultades que cualquier ser humano.
[6] Capra, F. El punto crucial, p.275. Ed.
Integral. Barcelona, 1985
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