M. Foucault |
Continuando con el bloque dedicado a la obra Las palabras y las cosas, del francés M. Foucault analizaremos un concepto originario y propio de la episteme moderna y del que hicimos mención en la entrada anterior: “las ciencias humanas”. Estas las podemos definir como aquellas que surgen, y se configuran, en torno al ser humano y aparecen como análisis que completan el conocimiento que nos aportan el resto de saberes; las “ciencias físicas” (matemáticas, química, física, biología,…). Estas, como sabemos, conciben al ser humano al modo positivo. Es decir, como un ente susceptible de conocimiento del que podemos obtener información objetiva. Buscan, en definitiva, un conocimiento claro y eterno. Así, lo que sea el hombre dependerá de la información que nos aporten de este. Así, por ejemplo, ciencias como la biología lo entenderá como el resultado de la combinación de una cadena de genes. La química como un compuesto de carbono y oxígeno y así el resto de ciencias. Por tanto, si queremos un saber completo de nosotros mismos tendremos que sumar las distintas perspectivas las cuales, como diría Ortega y Gasset nos dan una visión enriquecida y mientras más perspectivas más completa será la imagen que tengamos. Esta es la visión que ha imperado desde que surgió el positivismo en el S.XIX (aún hoy sigue presente en el neopositivismo y en la nueva filosofía de la ciencia) y que ha dado lugar al cientificismo actual. Para Foucault, este enfoque hace que el ser humano sea visto como un compuesto. Esta idea le valdrá la etiqueta de estructuralista, etiqueta que rechazó varias veces a lo largo de su vida.
Extenso documental que nos acerca al pensamiento de M. Foucault. (Subtitulado al español)
Las ciencias humanas son saberes novedosos porque abren un campo epistémico nuevo ya que no van a estudiarlo como un ser que, desde los albores de la humanidad, trabaja, habla y vive. Puesto que, como acabamos de ver, de eso se encargan las ciencias positivistas. No van a ser una prolongación de estas ni sus herramientas, no las podemos colocar a continuación de ellas, sino más bien, a su lado. Lo que van a hacer estas ciencias nuevas es estudiarlo como aquel ser peculiar que forma la representación de su existencia. No se encargan, como dice Foucault, de hacer un estudio de lo que el hombre sea de un modo objetivo, sino que lo que hacen es un análisis de aquello que hay entre su positividad (ser vivo, ser trabajador, ser parlante) y aquello que le hace saber qué es la vida, el trabajo y el lenguaje. Así, por ejemplo, no estudiarán al lenguaje como característica propia humana que conforma su existir y mentalidad sino que lo que van a investigar es a ese ser que se representa al hablar, que configura su existencia y es capaz de hacer elecciones y predicciones sobre sus acciones. Facultad que no poseen los animales y que nos hacen destacar como especie. Acabamos de decir que se sitúan al lado de las ciencias positivas. Esto quiere decir que existen gracias a que existen las matemáticas, la química, la biología, la economía y la filología. Además, y con lo ya dicho sobre su peculiar forma, podemos adivinar que su metodología tampoco va a seguir el esquema clásico positivista. Las ciencias humanas van a ser rigurosas y exactas en sus análisis pero no van a establecer un discurso formalizado tal como lo entiende la ciencia al uso.
-Pero
aún no hemos respondido a una pregunta fundamental y a la que a estas alturas
todos se habrán preguntado ¿Cuáles son estas ciencias humanas de las que el
pesado del blogger habla sin parar?- Las ciencias humanas
son tres: La historia, el psicoanálisis y la etnología. Pero pueden ser vistas
como una ya que conforman una especie de triada puesto que las fronteras que
las limitan no están definidas y se interrelacionan influyéndose unas sobre
otras. Pasemos ahora a analizar lo que estudian estos nuevos saberes.
Ya vimos en entradas
anteriores que el estudio arqueológico
nos mostraba que la visión tradicional del tiempo, al modo que lo concebía
Hegel y el idealismo alemán, estaban equivocados ya que los “grandes relatos”
de la humanidad no existen (estos, también conocidos como metarrelatos, son aquellas teorías que prevén que gracias a la
razón y al dominio de las condiciones de vida que esta trae consigo como el
desarrollo tecnológico y/o económico, un final de carácter utópico para la
especie humana donde nos emancipamos y vivimos en paz y armonía. Así lo sería,
por ejemplo, el marxismo ya que auguraba un futuro mejor para el ser humano). La
historia ya no será aquella que diga al hombre que su paso por el mundo sigue
un curso lineal y uniforme basado en el progreso, ya no hay discursos que le
hablen del principio y del fin como lo hacen los metarrelatos. Ya no hay Historia en mayúscula y singular, ahora
hay historias, en minúsculas y en
plural. El hombre, en este sentido ha sufrido un desarraigo histórico. Foucault
dirá que está deshistorizado. Esto
significa que no tiene Historia interna.
Es decir, no tiene una dirección marcada que deba seguir y que sea igual para
todos en todas las épocas (lo dictado por el “gran relato” de la humanidad). Lo
que habrá ahora será Historia externa.
Ya que no habrá un eje rector que dirija a la humanidad. Ahora somos
conscientes de que el hombre es un ser cultural que vive, trabaja y se comunica
dentro de una sociedad y que esta cambia con el tiempo y, con ella, él mismo.
Nacerán de aquí saberes como el
psicoanálisis y la etnología que surgen
a raíz de la sospecha y crítica a aquellos grandes conceptos que parecían ya
adquiridos y arraigados en la naturaleza humana y que escapan a su conciencia y
control como son aquellos que marcan nuestra acción y que ahora nos descubren
que no dependen de nosotros. Como la voluntad, el deseo o el ser dueños de
nuestras acciones.
El psicoanálisis
estudiará la psique humana a partir de la existencia de dos conceptos que
considera fundamentales y que articulan decisoriamente nuestra vida y desvelan
nuestro auténtico ser: La Muerte y El Deseo -Foucault
analiza en esta obra un tercero que es el de “ley”. Pero no aporta más
información que la que nos dan estos dos por ello no lo tratamos para que no se
alargue esta entrada-. Aunque han existido siempre, hasta el S.XIX no se
nos han desvelado sino a partir de nuestro desarraigo histórico ya que cuando
somos conscientes de nuestra finitud opera un cambio en nuestra psique; el deseo
a la vida reina en estado salvaje y el
miedo a la muerte domina
obsesivamente nuestro pensamiento. Cuando esto ocurre enloquecemos ya que no
encontramos la huella firme que había en épocas anteriores y que nos ligaba a
la vida eterna y a la creencia de un mundo superior. Es en este punto cuando el
psicoanálisis nos estudia como seres complejos que somos al ser conscientes de
nuestra temporalidad. Esto, nos hace
únicos como especie, ya lo supieron ver autores como Sartre y Heidegger con su dasein.
La etnología estudiará al ser humano desde la historicidad y del papel que cumpla el
individuo dentro del grupo al que pertenece y en el que vive. Por esto,
analizará la normalización de sus necesidades biológicas, las reglas que hacen
posible la economía y las relaciones de trabajo así como las normas que
articulan la estructura lingüística que emplea. La etnología no va a centrarse
en estudiar al hombre concreto sino que lo hará sobre esos elementos culturales
que conforman su ser y articulan su comportamiento y que, al asumirlos como
propios, no los concibe de forma consciente. Estudiará los valores y cómo de
estos surgen, por un lado, las normas y leyes que regulan a la sociedad y la
moral que lo articula.
Los
análisis de estos dos saberes atravesarán el ser de todas las ciencias
indagando y buscando aquellos elementos obviados y que son fundamentales para
comprender al ser humano. Hacen que se planteen su metodología y resultados
aunque para ello sigan el impreciso camino del inconsciente. En
torno al valor positivo de estos saberes y su relación con las otras ciencias
Foucault dirá:
“El
psicoanálisis y la etnología son más bien “contraciencias”; lo que no quiere
decir que sean menos “racionales” u “objetivas” que las otras, sino que las
toman a contracorriente, las remiten a su base epistemológica y no cesan de
“deshacer” a ese hombre que, en las ciencias humanas, hace y rehace su
positividad”
(Foucault, M. Las
palabras y las cosas. Siglo XXI.
Madrid, 2010P.368)
Para
el francés, las ciencias humanas (historia, psicoanálisis y etnología) se unen
en la lingüística ya que esta inviste y configura, como sabemos, todas y cada
una de las partes que dan lugar a la figura del ser humano. Es el principio de
desciframiento primero ya que las cosas, entiende el francés, sólo pueden
existir cuando forman parte de un sistema de significado. Es decir, cuando le
ponemos nombre –Hasta que no nombramos
algo y este nombre es aceptado por la comunidad con su consiguiente
significado, este “algo” no forma parte de nuestra vida. Esto puede ocurrir con
el término “teléfono móvil” o “celular”, hace unos años no significaban nada
estos términos para nosotros y ahora, que nuestro lenguaje los ha asumido
otorgándoles un significado unívoco, configuran nuestra vida. Con esto Foucault
quiere reivindicar la importancia que tiene el lenguaje y su conexión con el pensamiento
y la razón y cómo estos son fundamentales ya que configuran nuestro mundo y la
realidad-. Es el nexo de todas
las ciencias porque marca nuestro pensar, conocer y actuar. El lenguaje no es
una explicación de la realidad, es una percepción de esta porque la constituye configurándonos
a nosotros mismos. Por tanto, las cuestiones lingüísticas son fundamentales e
imperativas.
Ya
hemos visto cómo este pensador francés nos remite, una y otra vez, a la finitud
humana. En literatura la encontrará en los textos de Kafka y Blanchot y en filosofía
en los análisis de Marx, Nietzsche o Heidegger que anuncian el porvenir de un
nuevo espacio por habitar y la necesidad de que quien lo haga sea un nuevo hombre ya que el que surge en la
episteme moderna, la que tenemos en este momento, está condenado a la muerte y
a desaparecer porque se agota en su misma existencia. Las palabras y las cosas son la prueba, la explicación y la
demostración del avistamiento, en el horizonte cercano, del nacimiento de un
nuevo hombre, de nuevos saberes que permitan conocerlo y, en definitiva, de una
nueva humanitas. Foucault es un pensador novedoso porque no
pretende recuperar al hombre del S.XX, sumido en una crisis de identidad y
existencia, entiende que no hay tal crisis sino que lo que hay es el acabamiento natural de un modelo de humanitas caduco y, que la única salida
posible al drama que esto supone es
un cambio de mentalidad, de episteme, que nos haga entender que la única
solución posible es que surja un nuevo hombre, como ya ha ocurrido varias veces
en la historia. Foucault no nos dice cómo debe ser este o qué pasos deba seguir
ni a qué problemas se enfrentará, simplemente nos anuncia su llegada y que esta
será pronta puesto que podemos atisbar su silueta en el horizonte.
En
esta entrada he querido destacar cómo augura el francés un cambio de episteme y
lo que esta implica. Un cambio en la relación del ser humano con la realidad ya
que va a operarse un cambio en el pensar mismo que nos llevará a entender la
vida y a nosotros mismos bajo un nuevo prisma. Esto supone, por un lado que el
ser humano va a desaparecer tal y como lo entendemos pero que va a surgir uno
nuevo. Todo esto desde el punto de vista epistemológico (desde el conocimiento)
–No significa que vaya a ocurrirnos como a los dinosaurios y que un meteorito
acabe con casi la especie y que sólo unos pocos supervivientes deban repoblar
la tierra y surja una nueva especie (esta última parte no ocurrió con los
dinosaurios, afortunadamente). Ya que lo mismo ha ocurrido en el paso de la
Edad Media al Renacimiento o a la Modernidad. Son cambios en la forma de
concebir la realidad y en esta época lo que nos va a impulsar a cambiar son las
ciencias humanas, de ahí la radical importancia de estas.
Blogger
dixit
Muy buena explicacion, lo había leído varias veces y me costaba encontrarle la vuelta, con esto se me refresco todo y me puedo hacer una idea general de por donde van los hilos
ResponderEliminarMe alegra saber que te he ayudado a entender mejor la filosofía de Foucault y su "Las palabras y las cosas". Si ahora tengo abandonado el blog es porque estoy más enfocado al podcasting. Si quieres escucharme estoy en "Pienso, luego ya tu sabeh" filosofía, cine y humor. Un saludo!
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