jueves, 5 de abril de 2012

La evolución (II). Precursores


A lo largo de la historia un elemento que han tenido en común las distintas civilizaciones (caldeos, babilonios, egipcios, griegos,…) ha sido preguntarse por sus orígenes y todos han dado explicaciones de carácter teológico. Es decir, el origen de la vida se lo debemos a una o varias deidades. Evidentemente siempre hay excepciones como es el caso del filósofo griego Anaximandro que da una respuesta de carácter científico al decir que la vida, y por tanto el ser humano, surgió del lodo resultante de la separación primigenia del agua y la tierra -aunque no lo parezca es una explicación de carácter racional-. No será hasta el S.XIX, con Charles Darwin, cuando aparezcan las primeras teorías que no busquen una explicación de carácter metafísico. Precisamente, este ha sido uno de los grandes logros, visto desde la perspectiva filosófica, de la teoría evolutiva darviniana. 

En esta entrada estudiaremos cómo se ha producido el cambio gradual explicativo en la teoría sobre el origen de la vida y la aparición paulatina de ideas evolutivas. Es decir, cómo hemos pasado de buscar razones teológicas a otras de ámbito racional que lograron sentar las bases para que Darwin pudiese escribir en 1859 su obra El origen de las especias en la que establecía su teoría evolutiva y la idea de “selección natural”. Por ello, entiendo que es necesario hablar de los precedentes de su teoría y el haber establecido previamente qué significa el concepto “evolución” (lo podéis leer en la entrada anterior).


                                                        http://tere001.wordpress.com/evolucionismo-vs-creacionismo/

Esta imagen nos puede servir para ilustrar los temas centrales de esta entrada; por un lado cómo las teorías en torno al origen de la vida han tenido dos respuestas (religiosa y científica) y la importancia axial de las teorías de Darwin ante tal cuestión.



Antecedentes a la teoría evolutiva (S.XVIII).

Ya hemos mencionado que la gran mayoría de las explicaciones sobre el origen de la vida son de carácter teológico. Por supuesto no va a ser una excepción occidente y mucho menos la Europa del Medievo (Santo Tomás de Aquino, San Anselmo de Canterbury) ni la moderna (Descartes, Leibniz, Malebranche). Todas estas explicaciones nos hablan desde el ámbito filosófico pero no desde el científico (aunque Descartes fue científico al igual que Leibniz, autores de los que ya hemos hablado anteriormente). Será el arzobispo irlandés James Usher quien en el S.XVI enuncie la teoría catastrofista la cual pretende dar una datación científica de la edad de la Tierra partiendo de la lectura rigurosa del Génesis. Así, en su obra Los anales del mundo establece que la Tierra había surgido en el 4004 a.C. (concretamente el 22 de Octubre al atardecer) y que la vida había aparecido a partir de bruscos cambios en la constitución del planeta (catástrofes naturales de origen divino como los diluvios universales, de ahí el nombre de la teoría). Esta teoría fue acompañada de otra denominada “fijismo”. Esta defendía la idea de la inmutabilidad de las especies. Es decir, no había evolución ni cambio. La naturaleza estaba acabada en su elaboración y obedecía a los planes establecidos por Dios que era visto como el diseñador del universo. Los distintos restos fósiles que se iban encontrando se explicaban primero como formaciones rocosas caprichosas que asemejaban a criaturas monstruosas (vis plástica) y posteriormente se explicaban como animales extintos prediluvianos.  muy aplaudida durante cierto periodo de la historia de la ciencia. Entre sus seguidores más destacados nos encontramos al sueco Linneo (padre de la paleontología) y a Cuvier (padre de la paleontología) -El enlace a Cuvier es un archivo de audio-.

A estas teorías catastrofistas y fijistas, en los círculos científicos les iban surgiendo paulatinamente críticas. Estas, pese a que aún abordaban la cuestión desde un punto de vista religioso no negaban la existencia de pruebas que hablaban de un cambio en la estructura orgánica de seres de la misma especie a lo largo del tiempo. Así nos encontramos al francés y conde de Buffon, J. L. Leclerc, que en su obra Las seis épocas de la tierra nos explica que la formación de la tierra y la aparición de la vida obedecen más a unos cambios graduales que a unos bruscos, como propone el catastrofismo. Con esta obra pretende explicar cómo y por qué aparecen los distintos estratos en la tierra. Nos dice que ha habido seis grandes momentos a lo largo del tiempo, correspondientes a los seis días que relata La Biblia en El Génesis, por lo que no debemos hacer una lectura rigurosa de estos. Dice que el paso de una edad a otra viene regido por movimientos neptunistas (La formación de la tierra se ha producido por la erosión causada por el agua, tanto de la lluvia como del océano y la posterior sedimentación de esta en los lechos marinos. Teoría propuestaanteriormente por A. Werner), posteriormente incluiría a los movimientos vulcanistas (la acción del fuego) -No confundir con vulcanianos-. No obstante, no él no elaboró la teoría plutonista. Para Buffon, el ser humano apareció en la quinta de las edades enunciadas. No obstante, no debemos olvidar mencionar que la principal obra del conde de Buffon fue su Historia, natural, general y particular, en 44 volúmenes en los que recoge y ordena el conocimiento científico que se tenía del mundo hasta su presente histórico.

Otro precedente a la teoría darviniana lo encontramos en el geólogo James Hutton. Ahora sí, el padre del plutonismo (teoría que afirma que la formación de la tierra y el origen de todas las rocas y minerales es debido a la acción de los volcanes). -En este enlace se resume las dos posturas enfrentadas; la de los neptunistas y la de los plutonistas. Se debe de indicar que parte de las mismas referencias anteriormente citadas- El mayor logro de este geólogo fue enunciar otra teoría, la uniformista. Según esta los procesos geológicos que han ocurrido en la antigüedad son los mismos que ocurren hoy día. Esta teoría se opone abiertamente con el catastrofismo ya que niega la existencia de grandes catástrofes como origen a la formación de la tierra. Esta teoría servirá de apoyo a Charles Lyell para escribir su obra Los principios de geología, en tres volúmenes (1830-1833) en los que datará la edad del planeta en cientos de millones de años. Negando así la datación bíblica en miles de años y la científica aportada por William Thomson, también conocido por lord Kelvin, (padre de la escala de temperatura que lleva su nombre) que la dató entre los 25 y 100 millones de años y que chocaba con las ideas de Darwin. Con la nueva datación de Lyell las teorías darvinistas pudieron tener una base firme de corroboración –No obstante, no adelantemos acontecimientos ya que aún estamos contextualizando el pensamiento de Darwin-.


Otro precedente lo encontramos en la figura del excéntrico Lord Monboddo. Para este jurista y científico británico el ser humano descendía de los simios. Llega a dichas conclusiones a partir de lo que hoy definiríamos como análisis pre-etológicos ya que estudia el comportamiento de los seres humanos en comparación con el de otras especies viendo que el de estos y el de los simios puede tener un origen común. No fue aceptada su teoría por la comunidad científica por lo “peculiar” de su persona y otras afirmaciones. Los días de lluvia dejaba su peluca en los tribunales y se iba andando a casa en lugar de volver en carruaje para no mojarse ó afirmar, entre otras cosas, que al nacer las matronas nos extirpaban un rabo que teníamos y del que no nos acordamos (afirmó tal cosa al escuchar el relato de un teniente de marina holandés que afirmó haber visto en la selva un poblado de humanos indígenas con rabo. Confundió a humanos con primates). Charles Darwin nunca habló de Lord Monboddo ni la repercusión de este en su pensamiento. Sin embargo se sabe que fue amigo de su abuelo Erasmus y que este sí influyó en Charles. De tal modo, quizás, sí pueda haber una influencia aunque sea indirecta.

Por último, simplemente mencionar a Denis Diderot, famoso filósofo y enciclopedista francés del periodo ilustrado, que en su obra Carta sobre los ciegos para uso de aquellos que pueden ver habla de la que sería la posterior idea de lucha por la supervivencia ya que los animales se transforman según las necesidades que requiera el medio en el que viven. (Esta obra le supuso un mes de encarcelamiento bajo la acusación de "libertinaje intelectual")

Será con Lamarck y su obra Filosofía zoológica (1.809) con quien ya podemos hablar con rigor de una primera teoría evolutiva de carácter exclusivamente biológico. Para este naturalista francés las especies van cambiando con el tiempo y este cambio viene producido por la necesidad que tienen estas de adaptarse al medio. Por tanto establece el principio según el cual “la función crea al órgano” ya que esta adaptación propiciará el desarrollo de algunas habilidades y facultades que se transmitirán a las siguientes generaciones (así, el ejemplo más claro es el progresivo alargamiento del cuello de las jirafas causados por la necesidad de alcanzar las hojas, cada vez, más altas de los árboles). Lamarck establece que este cambio es gradual, progresivo, tiende a la perfección del órgano y es de carácter hereditario. Por tanto, la evolución será un hecho demostrado y sus razones científicas ya que responden a un proceso biológico y natural surgido a partir de las nuevas necesidades que impone el medio en el que se vive. Establece, además, que todas las especies han tenido un origen común (todos los seres estamos formados de los mismos elementos materiales) y que con el tiempo han ido apareciendo las distintas especies a partir de los movimientos de población y asentamiento en distintas regiones de la Tierra. Su teoría ejerció una gran influencia en la época. De hecho Darwin, en un principio se consideró lamarckista, aunque posteriormente criticaría esta teoría principalmente desde el ámbito de la heredabilidad  de atributos y habilidades ya que entendió que de dos procreadores inteligentes no tiene porqué aparecer una descendencia necesariamente inteligente. Lo mismo ocurre con la agilidad, fuerza o rapidez, por ejemplo.  

                                                                                   Video explicativo de la teoría lamarckista.


Por último, debemos comentar las teorías aportadas por el demógrafo y economista inglés Thomas Malthus en su obra Ensayo sobre el principio de población (1.798). En esta nos habla del rápido crecimiento que experimenta la población en relación al lento que tienen los recursos de subsistencia. Establace que el crecimiento del primero es geométrico y el del segundo aritmético. De modo tal que, de seguir así la situación, a finales del S.XX en Inglaterra habría una población de 176 millones de habitantes y sólo alimentos para 55 millones por lo que 121 millones de personas morirían de hambre. Esta idea del progresivo empobrecimiento poblacional, que resume el malthusianismo, con resultados tan poco halagüeños para la humanidad le sirvió a Darwin como sustento para su teoría de la selección natural en la que sólo los mejor adaptados almedio sobreviven. La unión de la teoría darwinista con los análisis económicos y demográficos malthusianos dio lugar a teorías denominadas darwinismo social -que analizaremos en futuras entradas-.

Con lo dicho, entiendo que se ha hecho una completa descripción de la situación intelectual y científica de la época. Esta, nos va a ayudar a contextualizar mejor el pensamiento darvinista y entender así, en un primer momento, por qué fue tan criticado, y posteriormente analizar las repercusiones que estas han tenido, no sólo para el ámbito científico sino parta todos los aspectos y dimensiones de la vida humana, ya que supuso un cambio en la idea que tenemos de nosotros mismos. Dichas implicaciones serán los temas que abordaremos en futuras entradas.

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